La Casa

FOTOGRAFÍA: ANGEL ROMERO

Persona

Su cabeza va perdiendo cabello, la marca que va dejando el tiempo, las épocas, los años ensimismados. Una cofia blanca cubre su pérdida, el cuero cabelludo rodeado de hilitos negros, todos amenazan con caer, la inevitable vejez.

El uniforme pulcro, es una característica que la ha distinguido desde siempre en el hospital, nadie como ella. Hace ya un año que cumplió su tiempo como trabajador pero jubilarse no es algo que le pase por la cabeza. La edad no es algo que me preocupe, dice.

Habla sobre Pedrito, que ya se recuperó, que ya se puso mal otra vez, que hoy le sonrió, que ya se fue de alta, que Pedrito ya no volverá. Luego se acuerda de la Anoréxica que le pidió unas papas pero que su estómago ya no puede… -Deberías verla hija, para que no sigas diciendo que estás gorda.-

Cuando está sola en casa, cuando nadie la ve, le da por comer ansiosamente banquetes de desayuno: huevos revueltos, frijoles refritos con totopos, jugo de mandarina, pan con nutella, café, gelatina y una fruta con la que ya ni puede…¡Ah! y “un traguito de coca nada más”.

Cuando no está dando ordenes en su servicio, lava uniformes y las camisas de su marido, trata de mantenerse ocupada durante el día, nadie le solicita en otro lugar. Pero cuando inicia la semana y ya se ha ido, la casa pesa, la casa pierde, la casa extraña.

TEXTO: NADIA ORTIZ http://www.nadiaortizp.wordpress.com

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